Si los siete colores del arcoíris fuesen 7 teclas en un piano, el teclado completo tendría una extensión total de 150 millones de kilómetros aproximadamente, o a la misma distancia que de la Tierra al Sol. Curiosamente sólo hablamos del espectro electromagnético que conocemos y cuyo conocimiento podría estar limitado por nuestra tecnología, pudiendo ser en teoría infinito y continuo.
Pero si hablamos del espectro electromagnético de un objeto nos estaremos refiriendo o bien a los colores que absorbe o bien a los colores que refleja. En función de estos espectros de emisión o absorción, podemos identificar los materiales de los que se compone un determinado cuerpo, ya que cada elemento tiene su huella o identidad particular en el espectro.
EL ESPECTRO VISIBLE Y EL ARCOÍRIS
La combinación de los siete colores del arcoíris da origen a la luz blanca. También lo contrario: si se descompone la luz blanca, empleando un prisma, se obtiene como resultado todos los colores del espectro visible.
Esta descomposición en colores se ve en la naturaleza, originando un hermoso fenómeno atmosférico. Resultado de la descomposición de la luz del Sol en las gotitas de agua de lluvia, se produce el arcoíris.
Un experimento muy curioso que podemos realizar para poder comprobar el espectro electromagnético es el DISCO NEWTON. Este es un dispositivo inventado por Isaac Newton. Consiste en un círculo con segmentos pintados de rojo, naranja, amarillo, verde, azul, índigo y violeta.
Al girar rápidamente del disco los colores se combinan y forman el blanco, ocurriendo este fenómeno del espectro electromagnético, ya explicado anteriormente.